No los juzgues

La gente te mira, te mira fuerte. Te mira capaz, te mira imponente, y te admiran. Y eso te alegra porque eso es precisamente lo que quieres proyectar, lo que quieres demostrar, lo que quieres que ellos crean. Pero por dentro ―no muy lejos― está ella, la “tú” real: con miedo, atemorizada, temblando, resistiendo, pareciendo, sufriendo.

Ellos te miran fuerte porque te ven de pie, firme. No los juzgues pues ellos no vieron cuando caíste, porque precisamente no los dejaste ver. No vieron cuando te rompiste en mil pedazos, no vieron cuando estabas sentada llorando, ellos no vieron. No los juzgues.

Ellos te miran capaz porque te ven hacerlo decidida, así que no los juzgues pues ellos tampoco vieron cuando te quebrantaste; ellos no vieron cuando desististe, no vieron tu impotencia, no vieron tu rabia, no vieron cuando ya no podías más, y tampoco vieron cuando tu alma, tus ojos y tu cabello eran grises. No los juzgues.

Ellos te miran imponente porque levantas el mentón, te enderezas y sigues caminando. No los juzgues. Ellos no vieron cuando tus ojos no tenían luz, cuando solo mirabas el piso, no vieron cuando en las mañanas te quedabas viendo al techo implorando no pararte de la cama. Ellos no vieron eso ni muchas otras cosas así que, no los juzgues.

Ellos te admiran porque eres grande, porque eres fuerte; no los juzgues ya que no vieron cuando ni tú misma te querías, cuando tú sola te saboteabas. Ellos no escucharon las barbaridades que te decías frente al espejo, ellos no sintieron lo que tú cuando te decepcionaste a ti misma.

No los juzgues.

Abstract Sorrow por Lee Farley

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