No tengo mucho que contar; nunca he dado más de lo que he tenido y plasmado entre las letras y garabatos, entre libros, libretas y hojas sueltas que he dejado a lo largo de mi vida, que aunque corta, he intentado que sea lo más prolífica respecto a literatura. Inicié un camino que no he podido abandonar así de la nada, no sé qué me motiva pero sé que lo hago por la urgencia de contar lo que sea que surque mi pensamiento. A veces escribo de amor, a veces de odio, a veces escribo por criticar y otras porque me he criticado; siempre termino escribiendo lo primero que pasa por mi mente: no hay procesos previos entre la tinta en la hoja y la palabra en el cerebro.  

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Soy sólo una mancha en el tiempo, que no tiene origen ni fin. Así pienso, así me mantengo en mi memoria como inmortal. Espero que algún día las personas puedan percibirme de igual manera, hasta entonces, seguiré escribiendo hasta que me canse o muera, lo primero que ocurra.